martes, 10 de febrero de 2015
Yoga. Individuo y Sociedad (por B.K.S. Iyengar)
El yoga actúa sobre cada individuo a fin de lograr su crecimiento y su avance a nivel físico, mental, emocional y espiritual. Va dirigido a toda la humanidad. Ésa es la razón por la cual se le denomina sarvabhauma, o cultura universal. El yoga no acaba cuando nos hallamos en paz con nosotros mismos. Habiendo adquirido una cierta disciplina de cuerpo, mente, sentidos, inteligencia y consciencia, el yogui ha de vivir en el mundo sin verse envuelto en sus propias acciones. Es lo que se conoce por habilidad en la acción, pero ésta no significa tan sólo destreza. Dicha habilidad consiste en realizar las propias acciones sin esperar buenos o malos resultados de ellas. Las acciones del yogui no se realizan ni con vicio ni con virtud, sino con pureza y divinidad.
Se ha de lograr un enorme equilibrio entre la vida filosófica y la vida práctica. Si conseguimos aprender eso, nos convertimos en filósofos prácticos. Filosofar filosofía pura no constituye un gran logro. Los filósofos son soñadores. Nosotros, sin embargo, debemos introducir la filosofía en nuestro día a día, a fin de que la vida, con sus penas y sus alegrías, se vea informada por la filosofía. Siendo fieles a nuestra propia evolución y desarrollo, sin abandonar nuestra senda espiritual individual, ¿podemos al mismo tiempo vivir felizmente en sociedad? Eso es filosofía práctica.
El yoga apunta primeramente al crecimiento individual, pero a través del crecimiento individual la sociedad y la comunidad avanzan. Si cien personas practican yoga y se las ve sanas, entonces otros comenzarán a preguntarles qué es lo que hacen. De ese modo el número se incrementará, y pronto habrá otras cien, u otras doscientas o trescientas. Hubo un tiempo en que parecía que yo era el único que hacía este yoga con didicación y entusiasmo, pero ¡miren ahora cuánta gente a su alrededor lo está haciendo! Así pues, del individuo va a la comunidad, y de la comunidad a la sociedad.
¿Por qué pensamos en la violencia del mundo y no pensamos en la violencia que hay dentro de nosotros mismos? Cada uno ha de ser su propio instructor, pues sin disciplina no podemos volvernos libres, ni puede haber libertad en el mundo sin disciplina. Sólo la disciplina trae consigo verdadera libertad. Si necesita mejorar su salud ¿cree que lo conseguirá sin disciplina? La moderación es esencial en la vida. Ésa es la razón por la cual el yoga empieza con un código de conducta que cada individuo ha de desarrollar. La persona disciplinada es una persona religiosa. La salud es religiosa. La mala salud es irreligiosa.
La vida religiosa no consiste en apartarse del mundo diario. Más bien al contrario: lo que hemos de hacer es armonizar nuestras vidas. Las circunstancias de la vida están ahí para nuestra evolución, no para nuestra destrucción. El ambiente con frecuencia parecerá oponerse a la vida individual. Sin embargo, ¿acaso no puedo vivir yo como un hombre virtuoso aunque los demás pasen el tiempo en prostíbulos? O supongamos que diez personas están bebiendo, yo no bebo, pero esos diez son mis amigos. Cuando me invitan a beber, si les digo "no, no me interesa" van a reírse de mí. Así que les digo: "De acuerdo. Para mí un zumo, y para vosotros el alcohol" ¿Qué más da? Eso quiere decir que les entiendo. Estoy y no estoy con ellos. Estoy dentro y fuera. Eso se denomina equilibrio. Si somos capaces de vivir así , eso es religión.
El crecimiento individual constituye un deber fundamental, y el yoga desarrolla a cada individuo. No obstante, nuestro cuerpo es una imagen del mundo que nos rodea: es un gran club internacional. Tenemos trescientas articulaciones, lo que representa que hay trescientos miembros asociados en un cuerpo. La circulación de la sangre ocupa noventa y seis mil kilómetros de longitud si contamos todas las arterias, las venas y los vasos capilares más pequeños; y son dieciséis mil los kilómetros de energía biológica que fluyen por el sistema nervioso. La superficie de nuestros pulmones es tan grande como una pista de tenis. Nuestro cerebro posee cuatro lóbulos. ¿No es una especie de gran club internacional en un solo individuo? El yoga proporciona ayuda para que todas estas partes se coordinen y puedan así trabajar en armonía y concordia. El yoga opera en nuestra conciencia. El yoga opera en nuestra inteligencia. El yoga opera en nuestros sentidos. El yoga opera en nuestra carne. El yoga opera en nuestros órganos de percepción. Por eso se denomina arte global.
Cuando nuestro cuerpo, mente y alma se muestran sanos y armoniosos, proporcionamos salud y armonía a los que nos rodean, así como al mundo; no retirándonos del mundo, sino siendo un sano órgano viviente del cuerpo de la humanidad.
Fuente: "El arbol del Yoga " de B.K.S. Iyengar
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